¿DAD DE GRACIA LO QUE DE GRACIA RECIBISTEIS?… ¡no te pases!

imagesArtículo de autor invitado: Gabriel Gil.

Semanas atrás leí la publicación de un joven cristiano que anunciaba un curso de batería que iba a impartir en algún lugar que no vale la pena mencionar aquí. En dicho anuncio se mencionaba el día, la hora, los requisitos para los estudiantes y por supuesto el cobro que esto significaba (el curso era para quienes deseaban aprender a tocar batería para uso de la iglesia). Varios respondieron entusiasmados por la iniciativa, algunos felicitaron al joven por el emprendimiento e incluso le dijeron que estaba cobrando muy barato; pero uno de ellos llamó en particular mi atención, y lo cito textualmente: “Hermano, ¿por qué cobras por enseñar, por qué pones un precio al don que Dios te dio? ¿no sabes que lo que recibiste por gracia, por gracia debes darlo? Es muy feo lo que estás haciendo, eso de cobrar por enseñar un instrumento que será usado para el Señor, mejor es que no cobres y confíes porque verás mi hermanito, Dios provee, créeme que sí, el Señor proveerá para todas tus necesidades si le entregas a Él ese don y no cobras”. Bueno, ustedes imaginarán que este comentario provocó una explosión de dimes y diretes a favor y en contra.

Y fue precisamente el comentario de ese “personaje” lo que me motivó a reflexionar sobre el conocido versículo bíblico que encabeza mi artículo el cual encontramos en Mateo 10:8, y cuyo contenido dice así:  “Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”.

¡Conviértete de tus Malos Caminos!

Ahora bien, con demasiada frecuencia me han citado este pasaje para enseñarme, reclamarme o cuestionarme el porqué cobro por mis charlas cuando éstas -según los “intérpretes de la ley” con los que me he encontrado-, debieran ser gratis ya que, y cito: “lo que de gracia recibisteis, de gracia debes dar hermano Gabriel”. Y con un pecho inflado cual paloma y una sonrisa cómplice creen que “me han redargüido de mi mala manera de vivir”. Si hasta un ex-alumno de teología me cuestionó duramente por lo que estoy haciendo, a él no le cabía en la cabeza que un teólogo se dedicara a esto del coaching y el mentoring y que menos aún se atreviera a cobrar por ello. ¿Pero saben qué es lo más curioso? Allá afuera, en el mundo de las organizaciones seculares donde también trabajo, nunca me han pedido descuentos, rebajas ni mucho menos que les de un seminario gratis, ellos asumen que el servicio prestado hay que pagarlo.

Y ya que estamos en esto, déjenme decirles que no sólo cobro por mis charlas, también lo hago por los seminarios, talleres y conferencias que dicto en mi país y el extranjero (aunque Dios Sabe que mucho de lo que hago ha sido donación de este servidor, y bueno, gracias a ello se me han abierto muchas puertas…, pero no todo es donación, es mi trabajo y mi familia vive de ello). Por cierto, también cobro por mis audios MP3 y por las asesorías personalizadas que doy como mentor profesional que soy. Sí, cobro por todo eso y no obstante, por más que me citan el bendito pasaje de Mateo 10:8 -como intentando volverme a la senda antigua-, no me han convencido aún y les diré porqué.

700ciphas– INCONGRUENCIA: Los que citan Mateo 10:8 lo hacen a menudo para criticar a los cantantes cristianos, evangelistas, predicadores o maestros de Biblia que cobran por el servicio que prestan pues para ellos todo debería ser gratis, lo cual como sabemos es una quimera que sólo produce mal y no bien. Un conocido cantante cristiano en una entrevista afirmó: “Los mismos que critican del porqué cobro por mis conciertos son a los que nos les tiembla la mano descargar gratis -ilegalmente-, mi música perjudicando así no solo al autor, sino a todo mi equipo. Y es más, muchos de ellos luego venden mis canciones sin reportar ganancias a mi sello”. ¿Saben como se llama esto? Incongruencia. Piensen en esto: ¿No saben a caso que grabar un disco cuesta dinero? ¿no se dan cuenta que organizar un seminario de enseñanza -en cualquier tema-, también implica costos de logística, pagos de luz, agua, calefacción, promoción? ¿es que el predicador que viene de lejos debe venirse montado en burro -al estilo antiguo-, porque así demostraría humildad en vez de volar en una línea área? Sin embargo los criticones de siempre no tienen reparo en asistir al cine y pagar una entrada cara, no ponen excusas para ir a ver a su equipo favorito y gastar montones de dinero allí, ni mucho menos protestan en su restaurante cuando al final del almuerzo le llevan la suculenta cuenta.

– LIBRE ACCESO: Los que citan Mateo 10:8 creen en una “libre accesibilidad evangélica”, ya saben, un “ideal” donde todos somos iguales y por tanto con libre acceso a todos los Recursos del Reino sin pagar nada por ello. Y bueno, no están tan lejos de la verdad. En Dios todos tenemos oportunidad de alcanzar una vida mejor, y todos somos iguales ante el Padre, ¿pero saben? para acceder a una vida llena de bendiciones hay que pagar un precio, hay que estar dispuesto al sacrificio, al esfuerzo, a abstenerse de ciertas cosas, a invertir tiempo, emociones, fuerza e incluso dinero en la mejora de uno mismo. ¿O acaso piensan que el Sacrificio de Cristo fue gratis? ¡No! Cristo pagó un precio muy alto, su vida. Sin embargo, se piensa que porque Cristo murió en la Cruz tenemos derecho a todo gratis, pero no es así. Para acceder a lo mejor hay que pagar, ya sea dinero, esfuerzo, recursos mentales, en fin, hay que hacerlo, es la única manera de llegar a más y mejores puertos. Sólo quienes estén dispuestos a caminar la segunda milla tendrán acceso a una vida mejor…, pero caminar esa segunda distancia requiere que hagas ciertos pagos.

– JUECES DE LA PROSPERIDAD: Los que citan Mateo 10:8 a menudo se convierten en jueces de quienes prosperan económicamente “a expensas de la iglesia”. Son personas que por lo general están pendientes de cuanto gana el pastor, cuanto cobra el músico, qué tan bien le ha ido al maestro o cuál es el modelo de carro que el director del seminario está usando, etc. Y sin embargo, no hacen lo mismo con el abogado, arquitecto, médico o carpintero de la congregación el cual, según estos jueces, se ganan su jornal merecidamente por el oficio que ejercen. Entonces les pregunto, ¿será que los que viven del ministerio no tienen derecho a vivir de su trabajo? E inmediatamente citan el caso de San Pablo que, según Hechos 18 “cosía tiendas de campañas” y vivía de ello (Mmmm, no tengo el tiempo y espacio para rebatir esto pero hay versiones más acabadas que declaran que el apóstol en verdad no vivía de esto);  y estos jueces parecen no acordarse que hubieron 12 apóstoles más que “sí vivían de las ofrendas y donativos de las congregaciones” y no había reproche alguno porque ellos lo dejaron todo para servir a la iglesia. Por otra parte, ¿por qué estar señalando constantemente a los que han hecho del ministerio su forma de sustento y les ha ido bien en vez de trabajar en su propia fortuna? Les diré porqué: Siempre es más fácil criticar el éxito de los demás que asumir el propio fracaso.

Usemos el Sentido Comúnl9zfJcCs

Estoy de acuerdo que los recursos, capacidades y habilidades con las que nacemos y aún las que vamos adquiriendo en la vida son un regalo de Dios, de eso no hay duda por cuanto todo pertenece a Él; pero también creo que las habilidades con las que nacemos deben perfeccionarse, y la perfección, o sea, la búsqueda de la excelencia cuesta caro, no es gratis (y esto se aplica dentro y fuera de la iglesia). Les pondré de ejemplo nuevamente a los cantantes cristianos, quizá porque son a menudo blanco de criticas y toda clase de dardos:

  • Así entonces los cantantes que cobran por un concierto ¿acaso no hacen todo un gasto financiero, físico y hasta emocional para perfeccionar sus dones y así entregar un servicio mejor al pueblo de Dios? ¿acaso el fabricante de guitarras, el de piano y el que hace las baterías nos les cobró por esos instrumentos? ¿acaso el dueño del estadio les donó el espacio y el horario para realizar allí el concierto? ¿los tickets de avión llegaron a manos de los cantantes cual maná en el desierto? ¿la academia musical donde estudiaron para pulir sus dones musicales y vocales fue gratis? ¿el estudio de grabación donde grabaron el disco les cobró palomitas de maíz en vez de dólares por las horas de grabación? Usemos el sentido común, quizá hallemos respuestas no solo para el caso de los cantantes, también para aquellos que trabajan en la iglesia y que cobran por lo que hacen.
  • Imagínense que tuviésemos que aplicar esto a todas las profesiones. Entonces nuestros universitarios cristianos una vez graduados tendrían que ejercer sus profesiones gratis ya que, a fin de cuentas terminaron su carrera por gracia y misericordia de Dios. ¿Qué pensarían los padres de estos muchachos? ¿qué tan de acuerdo estarían con esta postura? Es más, ¿que opinarían los propios profesionales?

La Cultura de lo Gratuito

“Dad de gracia lo que de gracia recibisteis”, me dijo un líder que se sintió insultado porque le dije que una charla mía en el seminario que estaba organizando tenía un costo, dándole lo mismo el que yo hubiese estudiado 6 años de teología en el extranjero sacrificando a mi mujer e hijas (donde estudié debí pagar cada uno de los meses que estuve allí: estudios, casa, comida, salud, cuentas generales, etc), que luego me especialicé dos años más en esto del mentoring, que he comprado abundantes libros para hacerme más experto en el tema, que he debido pagar mis propias herramientas (computador, micrófonos, impresora, smartphone, etc); y que los CDS que grabo no me los regalan -por si no sabías en la tienda donde los “venden” te los cobran, lo digo por si aún no caes que vivimos en un mundo real-, tampoco me regalan las horas de desvelo en mi oficina estudiando, escribiendo, meditando, pensando… ¡todo en la vida tiene un precio! y Mateo 10:8 no dice lo contrario. Es que en ciertos miembros de la iglesia se ha anclado la CULTURA DE LO GRATUITO, piensan que por ser cristianos se deberían hacer descuentos “a los de la familia de la fe” o mejor aún, no cobrarles nada por los servicios o productos de tu ministerio-emprendimiento. Si así fuera Cristo nunca hubiese dicho “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Recuerdo que en cierta ocasión cuando era director de un seminario un pastor me llamó para que le “prestase” la capilla del seminario pues su nieta se iba a casar. Con todo gusto -le dije-, pero debe aportarme una cantidad x de dinero por concepto de gastos logísticos -añadí-. Eso fue suficiente para ganarme una insultada gratis por parte de mi interlocutor que se encargó de enrrostrarme que él era superior a mí en años, experiencia y rango y que me iba a reportar a mi superior. ¿Historia corta? Le dije: “Pastor, Dios te bendiga, puedes decir todo lo que quieras pero la capilla del seminario (que es muy bonita por cierto y ubicada en un barrio elegante) se presta siempre y cuando me ayudes a pagar los gastos que ese evento implica”. Nunca más supe de él, imagino que todavía me está reprendiendo en el nombre de Jesús.

Reflexiona en esto, ¿Acaso pides descuento a la cajera del supermercado cuando te toca pagar la cuenta sólo porque eres “hijo de Dios”, “pastor”, “obispo”, “misionero”? Por supuesto que no, en silencio asumes que debes pagar lo que compraste porque es normal, es lógico, “es lo justo”, así el precio sea caro.

Finalmente…

Los que citan Mateo 10:8 han de decir, ¿Cobró Cristo por sanar enfermos, dar vista a los ciegos, dignificar a las rameras, enseñar el evangelio? Yo les digo: ¡No, ni un solo centavo!, y a eso es lo que precisamente se refiere el versículo tan mencionado en este post. Jesús nos declara que no debemos hacer un negocio de la fe -vendiendo la sanidad, el mensaje de salvación, la dignificación, la restauración de las personas-. Pero piensen en esto, aunque no se debe cobrar por transmitir el evangelio siempre se requerirá de dinero para hacerlo; por ejemplo: Alguien tendrá que pagar el precio de la estación radial, del canal de televisión, del estadio donde se celebrará la campaña evangelista. Y si dices, “es que el hermano x regaló el espacio en la radio”, ¡por favor no seas iluso! ese regalo en realidad involucra un costo y ese costo fue asumido por el hermano x que de buena voluntad lo donó…, ¡pero no puedes esperar siempre que te regalen el espacio de la radio!, no puedes vivir esperando que te den todo gratis. Es la ley de la vida, irrefutable y perfecta.

Este mundo se mueve en base a transacciones financieras por lo que no debemos asustarnos, molestarnos o escandalizarnos cuando nos enteremos que “fulano cobra por dar un curso de batería incluso dentro de la iglesia”. ¿O no recuerdas que la viuda vendió el aceite y gracias a ello logró saldar la deuda que su marido le dejó con el acreedor? A ella se le concedió el milagro del aceite de manera gratuita (gracia), pero la orden de Eliseo fue clara: “Ve y vende el aceite, y paga tus deudas. Con el dinero que te sobre, podrán vivir tú y tus hijos” (2ª Reyes 4:7). El profeta NO le dijo: “Mira, como recibiste un milagro gratuito no sería ético que vendas el aceite, mejor ve y dale toda tu producción a los pobres y verás cómo te bendecirá Dios”. Afortunadamente la viuda entendió lo que tenía que hacer: Vivir de su producto, sacarle partido a su talento. Tres palabras claves se desprenden de ese relato bíblico: VENDE, PAGA, VIVE (2ª Reyes 4:1-7).

¿Dad de gracia lo que de gracia recibisteis? Sí, pero no abuses. No todo es gratuito…, ¡no te pases!


*Gabriel Gil, chileno, es coach integral sistémico y mentor de vidas, de profesión teólogo. Su propósito en la vida es “guiar a las personas hacia Dios ayudándolas a mejorar sus vidas”. En la siguiente dirección puedes saber más de su consultora:  http://www.menthor.cl