Nuestro Taller de Vocería Estratégica.

 

vocero

En la emocionante y desafiante tarea de esta semana, de preparar un “Taller de Vocería” para una organización, van surgiendo una enorme cantidad de conceptos que enriquecen mi acervo sobre la materia y me proveen de la autoridad y confianza de brindar un servicio de altura al cliente.  Sucintamente en este artículo compartiré algunas de las recomendaciones claves que hemos preparado, a fin de que otras organizaciones puedan enriquecerse con el material y a la vez, consideren la importancia de contar con un vocero calificado.  Asimismo, aprovecho para el comercial: en coah.is estamos en la disposición de brindarle una capacitación de alto nivel.

Cada organización debe tener claro qué comunicar y en qué momento hacerlo. Es importante construir mensajes que –si bien deben ser coherentes con la misión y la visión de la compañía- tienen que ser atractivos, interesantes y seductores.

Además del vocero titular de una institución, que debe ser el encargado de interactuar con los medios masivos de comunicación cuando le corresponda, cada integrante de la organización se convierte en un vocero de facto en sus círculos profesionales y personales más inmediatos. Este es un concepto que muy pocas organizaciones tienen en claro: ha de haber un vocero oficial, pero en última instancia todos los miembros de la organización actúan como voceros informales y son parte determinante en el proceso.  Por cierto, esto último ha cobrado mayor relevancia con la popularización de las redes sociales.

Hace algunos años tuve una discusión con un colega quien tenía y tiene una larga experiencia en gerencia de crisis y que argumentaba que en una situación de crisis el único vocero posible era la máxima autoridad de la empresa. En ese momento mi posición fue y sigue siendo, que si bien es cierto que en sucesos extremos como por ejemplo, en aquellos en los que ha habido víctimas, la primera persona en mostrar la cara de la empresa debe ser su máxima autoridad, cada crisis es distinta y por eso hay que tener un grupo de voceros (as) entrenados, que puedan hacer frente al suceso.

Ser vocero o vocera requiere entrenamiento, como líder debe ser una de tus destrezas, sin embargo muchas veces pensamos que hablar bien es lo único que necesitamos y aunque es una condición necesaria, no es suficiente para ejercer lo que he llamado la “vocería estratégica”. Es importante que los líderes de una organización tengan una formación en comunicaciones y que, adicionalmente, quienes tengan contacto directo con el público estén listos para manejar dificultades con los clientes, y así protejan la reputación corporativa.

Cada integrante de la organización debe contar con unas habilidades y herramientas comunicativas acordes con las necesidades de su posición y los retos de su trabajo diario, y por supuesto esto no sólo está relacionado con las interacciones externas o con la relación con el cliente, pues el trabajo en equipo que se realiza al interior de una organización requiere de unas destrezas de comunicación específicas.

“Las redes humanas de conocimiento constituyen un reto para las organizaciones de hoy, más aún en el caso de que sus integrantes están geográficamente distanciados. El éxito del trabajo de dichas redes depende en buena medida de la comunicación, y de la parte emocional de la comunicación, pues esto evidentemente trasciende la conexión electrónica o la administrativa”, explica Ulises Hernández Pino, Ingeniero en Electrónica y telecomunicaciones, candidato a Doctor en Educación de la Universidad del Cauca.

Siete recomendaciones para el aprovechamiento de las posibilidades de comunicación:

De acuerdo con lo anterior, les planteamos siete consejos para aprovechar las posibilidades de la comunicación dentro de su empresa. En todo caso, asesorarse de profesionales y tener un área dedicada al tema dentro de su organización han de ser las medidas más convenientes para obtener los mejores resultados.

  1. Tenga claros los atributos de su organización.Asegúrese de que sean pocos y de que estén alineados con su misión, visión y valores corporativos. Los atributos deben resumir la esencia de su institución, pero no pueden abarcarlo todo, es decir implican un ejercicio de priorización.
  2. Construya mensajes corporativos que estén alineados con los atributos.Busque que dichos mensajes sean apropiados por todo el equipo de trabajo, desde los altos directivos hasta las personas de servicios generales.
  3. Piense en lo visual.Garantice que la imagen visual de la compañía refuerce los atributos y los mensajes definidos. Nunca subestime el poder de lo gráfico y lo audiovisual.
  4. Respalde los atributos.Diseñe mecanismos para que todos los integrantes de su equipo de trabajo y de su cadena de valor se familiaricen con dichos atributos. Esto implica ir más allá del discurso y respaldar cada atributo con hechos concretos.
  5. Invierta en capacitación.Genere jornadas de capacitación permanentes, haciendo énfasis en las diversas habilidades comunicativas requeridas en los distintos niveles de la organización. Esto implica formación diferenciada para el equipo directivo, para el equipo de comunicaciones, para los equipos de ventas y de marketing y para los equipos de producción.
  6. Tenga en cuenta los protocolos. Diseñe e implemente procesos o protocolos de comunicación que clarifiquen a los integrantes de la organización la manera como deberían darse las interacciones entre distintos niveles de la organización. No se trata de que estos lineamientos sean una prisión, sino todo lo contrario: que sean una base para interacciones asertivas y productivas.
  7. La comunicación es estrategia.Diseñe y actualice estrategias de comunicaciones que se adecue a las circunstancias coyunturales. Los procesos y los protocolos pueden ser útiles durante largo tiempo, siempre y cuando sean permanentemente aterrizados al presente a través de una aproximación prospectiva.

Por ello “acompañamiento” en la formación de voceros ha de ser prioritario en su organización.  El “acompañamiento” implica un trabajo integral que permita al vocero estar listo para comunicarse con sus públicos internos y externos.

Cuando veo que presidentes y otros servidores públicos, así como relevantes empresarios, en cualquier país, fracasan en sus entrevistas periodísticas, me pregunto qué falló: ¿el vocero, sus asesores o el llamado “entrenamiento en medios”?

Rodolfo Campos │ Consultor de Desarrollo Personal y Empresarial

 

Los Enemigos del Aprendizaje 4

El fenómeno de la ceguera cognitiva.

Ceguera: “usamos este término para señalar la situación que usualmente nos dificulta el aprendizaje. Debido a que cada uno tiene historia y experiencias diferentes, todos nosotros tenemos seguridad de que hay cosas que sabemos, cosas que no sabemos y cosas de las que estamos completamente inadvertidos. Es esta última categoría a la que nos referimos por “ceguera cognitiva” o simplemente “ceguera”. Para poner un ejemplo común, una persona joven que simplemente es incauta de las cuestiones políticas que existen para lograr que las cosas sucedan en las organizaciones, puede encontrarse inexplicablemente contrariada y frustrada al ver fracasar proyectos que a sus ojos eran técnicamente impecables. Cuando somos ciegos de esta forma, sólo podemos comenzar a aprender si alguien experimentado en esta área nos señala qué nos falta y nos muestra lo que hay que observar y los tipos de acción a tomar para ser más competentes”. [1]
Permítanme aportar mi descripción de este concepto de ceguera congnitiva con una frase simple: “es cuando no sabemos que no sabemos”. Suelo enseñar, que para poder aprender hace falta una declaración de ignorancia. Entiendo que no es esa una frase que agrade a nuestro ego, pero sí un principio indispensable a nuestro proceso de aprendizaje. La ignorancia no es lo opuesto al aprendizaje. Mi tesis en este escrito es que la ignorancia reconocida es el «umbral del aprendizaje». A lo largo de nuestros programas de coaching, hemos repetido varias veces que uno de las principios más enriquecedores es la declaratoria temporal de ignorancia.
Por esto, es necesario recordar por qué este principio es tan útil e importante para nuestro camino de aprendizaje y mejoramiento continuo. Todos los seres humanos tenemos espacios de ceguera cognitiva que se producen por fenómenos de atención selectiva, como lo experimentaremos en el ejercicio que les propongo a continuación. Les dejo un vídeo que muestra un ejemplo de lo que se denomina dentro del concepto de ceguera cognitiva. Primero vean el vídeo y después mi comentario… así no les adelanto el final.
En este caso estamos ante un ejemplo de “captura cognitiva”. Se basa en que uno está tan enfocado a determinada tarea, actividad o situación que se deja de lado el entorno o lo que ocurre en él. En el vídeo se muestra como al estar tan enfocado a contar los pases del equipo blanco, no vemos como un oso atraviesa en medio de los jugadores en la primera impresión.
La reflexión es que al enfocarnos en determinada tarea no debemos dejar de lado el ambiente en el cual se desarrolla la misma, ya que estaríamos siendo afectados por el fenómeno de ceguera cognitiva, desatendemos una realidad que no conocemos por estar enfocados en otra. La atención selectiva puede hacer que no veamos el contexto general de las situaciones y nos perdamos detalles muy importantes. De hecho esta es la razón por la que no es recomendable hablar por celular mientras manejamos.
Cuando hablas por celular mientras conduces, la conversación por celular se convierte en el conteo de pases de balones; y penosamente… los ciclistas, peatones, animales, etc… son el gorila o los otros elementos que no descubrimos -no vimos-, en el vídeo anterior. Este fenómeno se hace presente en todas las experiencias de nuestra vida y especialmente dentro del conocimiento que tenemos de nosotros mismos, de las personas con las que interactuamos, o de cualquier tema en general.
Veamos otro ejemplo, ahora con una imagen:
Reconocer puntos ciegos: No vemos que no vemos; no nos damos cuenta que ignoramos.  Sólo una interacción con otro/a nos saca de lo obvio o cuando estamos inmersos en otra cultura. Reconocer nuestra ceguera cognitiva nos permite generar una actitud de apertura, curiosidad y estar dsiponibles para asombrarnos.  También admitir nuestra propia ignorancia y ser más humildes a la hora de aprender. 

 

La ceguera cognitiva actúa en tres áreas distintas.
1. Lo que sé, que sé: Espacio que crece con cada experiencia de aprendizaje significativo. Corremos el riesgo de pensar que este es el único espacio que existe y que cualquier información fuera de este espacio es falsa. La gran mayoría de conflictos, malos entendidos y problemas en general; se producen cuando enfocamos nuestra atención únicamente en este espacio.
2. Lo que sé, que no sé: Espacio enorme que crece continuamente siempre y cuando recordemos que ignoramos más de lo que sabemos en cualquier situación. Es el espacio más enriquecedor ya que desde este se extraen todos los contenidos que integran el área de lo que sé que sé. La manera más funcional de entrar en este espacio es declararnos temporalmente ignorantes y darnos el permiso de desaprender y re-aprender.
3. Lo que no sé, que no sé: Espacio potencialmente infinito en el que no tenemos capacidad de acción por cuenta propia. La única forma de aprovechar este espacio, es interactuar a otras personas que puedan verlo. Aquí encontramos una de las mayores riquezas de ser seres sociales, ya que si todos practicamos la declaratoria de ignorancia; somos capaces de aprovechar este espacio inmenso como un recurso inagotable de interaprendizaje.
En base a lo antes expuesto … ¿qué es lo que tiene que pasar para que, una persona que tiene el entorno en su contra, consiga salir adelante y lograr el éxito (cómo sea que uno defina el éxito)?
Desde mi punto de vista estas personas, en algún momento de sus vidas, han pasado por cierto tipo de experiencias que ha cambiado sus creencias sobre lo que ellas podían conseguir.
Mientras no creían que estaba en su mano algo mejor, mientras vivían ciegas a las posibilidades que existían a su alrededor, no podían actuar de forma decidida en materializar dichas opciones y así, sus resultados, se limitaban a ser mediocres.
Alguien que está atrapado por las exigencias de su entorno inmediato, por las necesidades apremiantes de sobrevivir, o de llegar a fin de mes, difícilmente consigue ver las puertas que le permitirían salir de esa jaula. Es como si la inmediatez de escapar de sus miedos le impidiera acabar con ellos de una vez por todas.
Una suerte de ceguera cognitiva que hace que la atención de esas personas quede totalmente centrada en lo que no quieren, en lo que les causa dolor, y no sean capaces, o no se atrevan, o no puedan llegar a creer que es posible salir de esos escenarios, que existen otras posibilidades para ellas.
Jeaneth ―una de nuestros clientes― es de las personas que han vivido en un entorno miserable, empobrecido, degradante,… y que se han empapado tanto de cierto tipo de experiencias deprimentes que han bloqueado severamente su capacidad para tan si quiera imaginar que otra vida es posible para ellas. Y a pesar de todo, dentro de esos núcleos de pobreza, se han dado casos ejemplares de personas que han volado, que han sido capaces de lograr lo que para la mayoría no llega siquiera a ser un sueño. Ella es un ejemplo.
¿A qué se debe que esa pequeña minoría haya sido capaz de cambiar sus resultados a pesar de la terrible resistencia que les ofrecía el entorno?
Creo que en cierto momento estas personas han cambiado sus creencias sobre lo que era posible para ellas. Quizás por cierto conjunto de experiencias, por haber vivido algo extraordinario, o por haber conocido a alguna persona que les ha apoyado desde fuera de su círculo… el caso es que el cambio de creencias necesariamente está en la base que posibilita la fuga.
Hacemos y logramos en función de lo que creemos que somos capaces, y si en nuestro interior no albergamos siquiera la idea de que algo distinto es posible para nosotros, entonces estamos en lo cierto y nos condenamos a seguir repitiendo los mismos pésimos resultados una y otra vez.
Pero cuando, por el motivo que sea, conseguimos cuestionar primero, y cambiar después estas creencias, cuando somos capaces de poner en tela de juicio el determinismo de nuestros orígenes, en ese momento hemos plantado la semilla del cambio y podemos hacer brotar un árbol que de un fruto completamente distinto.
No suele ser habitual y la mayoría de personas no conseguirá jamás salir de dichos entornos opresivos. La resistencia es muy grande. Pero una pequeña minoría aprenderá a ver la salida de la jaula,… primero dándose cuenta de que está aprisionada, segundo cambiando las ideas que tenía sobre la imposibilidad de conseguir una realidad diferente, y luego actuando con mucha energía, con mucha pasión, con ganas, con empeño, con tenacidad, de una forma constante, muchas veces agotadora, y siempre exigente,… pero para conseguir finalmente salir de ahí.
Mientras estás ciego a la posibilidad de que está en tu mano conseguir otros resultados, te estás condenando a repetir tus resultados.
Por estos motivos creo que el cambio se origina primero en tu cabeza y luego en tu mundo exterior.
[1] Ver Documento “Educación”.

Balance 2016

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Que tu meta sea ser feliz.
Estos días que restan para terminar el año, es donde las organizaciones preparan los balances que informarán del cierre del ciclo contable. Todos los balances (los reales, los verdaderos, los que debemos mirar -no “los maquillados”) nos muestran básicamente tres áreas: los activos; los pasivos y el patrimonio. No es mi intención enseñar técnicamente sobre balances, pero es interesante mirar lo que verdaderamente significa el patrimonio, el beneficio, la resultante, lo que te queda.
Piensa en esta ecuación. PATRIMONIO = ACTIVOS – PASIVOS
Este año habrás luchado seguramente detrás de los activos y tendrás también tus pasivos. Mientras los activos sean mayores que los pasivos, la resultante te dará positiva y tu patrimonio será positivo. Si los pasivos superan a los activos, tu patrimonio será negativo.
Muchos hombres y mujeres de negocios, este año han enfermado su cuerpo, se llenaron de estrés, perdieron su rumbo y sin pensarlo destrozaron su futuro, sus familias y sus vidas. Hay valores que superan a los materiales y la Sabiduría Superior nos enseña una y otra vez las formas de pensar, tal es el caso relativo a la vida.
“La alegría es como una buena medicina, pero el desánimo es como una enfermedad.” “Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta energías.” “El corazón alegre hermosea el rostro, mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.” “Corazón alegre, cara feliz; corazón enfermo, semblante triste.”
Una persona desanimada, depresiva, fuera de los planes eternos de Dios, es lógico que se enferme y que viva estresada. Así, es imposible pensar en prosperar…
“Porque veo que estás lleno de amargura y que la maldad te tiene preso.”
Vivir amargado es aumentar el pasivo, y aún agrega que es como estar preso. Quien puede desde la esclavitud, desde la falta de libertad, prosperar?
¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?
Jesús hoy te pregunta: ¿Qué puedes dar a cambio de tu vida? Y ÉL mismo te ofrece la respuesta: “Yo pagué el precio por tu vida para que tu no la pierdas”.
Cerrando este ciclo 2016 y ya viviendo estas navidades, piensa en todos los esfuerzos que hiciste para llegar hasta hoy, el precio que pagaste y evalúa los beneficios.
Cierra el ciclo porque en breve comienza una nueva oportunidad, el ciclo 2017.
Rodolfo Campos Consultor de Desarrollo Personal y Empresarial

Los Enemigos del Aprendizaje 3

aprendizaje

Hoy quiero iniciar agradeciendo sus comentarios y su interés por leer esta serie de artículos que he preparado bajo el título “Los Enemigos del Aprendizaje”. Estoy totalmente convencido que su lectura y estudio contribuirá enormemente a su desarrollo personal y empresarial.
Si no las leído los dos artículos anteriores, acá te dejo un link para que te pongas al día (1) (2). Ahora, vamos al tema de hoy.
Dado lo que soy/como soy… no puedo aprender eso. O nos consideramos demasiado grandes o demasiado chicos. Pensamos que determinado aprendizaje no es para nosotros dado la persona que somos.
Aprender a aprender es una competencia primordial que nos posiciona para ser más efectivos, aumentar nuestra productividad y mejorar nuestra calidad de vida. El futuro se muestra más promisorio para aquellas personas que saben cómo ampliar continuamente su aprendizaje. En las organizaciones empresariales «aprender a aprender» es ya una ventaja competitiva.
Sé sincero contigo mismo, ¿cuán comprometido estás con tu aprendizaje?
¿Estás realmente interesado en crecer y desarrollarte personal y profesionalmente? ¿Que te lo está impidiendo? Veamos algunos de los principales obstáculos que pueden aparecer en tu camino.
Admitámoslo. El aprendizaje es incómodo. Nos obliga a abandonar nuestra zona de confort para internarnos en nuestra zona de expansión. Y ello nos pone en contacto directo con nuestros límites y por lo tanto con nuestras inseguridades.
¿Porqué entonces es necesario emprender un proceso que suele ser a veces tan arduo? La respuesta está en este viejo afiche que observé hace algún tiempo, en la oficina de un amigo.
Efectivamente, el mundo globalizado y tecnológico de hoy, nos impone un proceso de cambio permanente que opera cotidianamente y del cual no somos totalmente conscientes.
En ese mundo, nuestras prácticas habituales de gestión y las interpretaciones que hemos construido y adoptado hasta el presente, ya son insuficientes para lograr una cabal comprensión de los desafíos que hoy enfrentamos.
En otras palabras, corremos el riesgo de estar «debidamente preparados para un mundo que ya no existe».
Y si la expansión de nuestras capacidades es crítico de cara a lograr nuestros objetivos ¿cuáles son los obstáculos que nos están impidiendo concretarlos? Veamos algunos de ellos que suelen aparecer con frecuencia:
  • Dificultad para declarar «no sé»: Ello se debe en gran parte a nuestro temor a ser descalificados y ridiculizados por los demás. ¿Cómo llegamos a eso? Repasemos nuestra experiencia con las instituciones de enseñanza. ¿Qué es lo que pasaba cuando decíamos «no se» por respuesta?. No nos damos cuenta que la primera condición para poder transitar el camino del aprendizaje es precisamente reconocer «que no sabemos».
  • No tengo tiempo: La respuesta que aparece más frecuentemente. Como si el tiempo fuera un recurso «que pudiera comprar en cualquier supermercado y que me está faltando en mi cocina». En realidad, esta declaración está escondiendo una elección personal que no queremos reconocer (ver artículo «Yo no quería pero …»). Siempre estaremos postergando la decisión de comprometernos con nuestra formación para cuando «haya un mejor tiempo». Y ese mejor tiempo nunca llega, ya que ocupamos nuestras agendas con asuntos que siempre resultan «más urgentes».
  • Confundir saber con tener información: Hoy es la época en que la información está absolutamente disponible. ¿Pero eso es suficiente para concretar nuestro aprendizaje? Permitanme responder con un ejemplo. Si un amigo de ustedes les asegurara que ha leído y estudiado detenidamente el mejor manual de cirugía «a corazón abierto». ¿Ustedes se dejarían operar por él? Seguramente que no, y ello se debe a que el saber implica poder ser capaces de poner en juego acciones concretas que antes no se encontraban disponibles. El saber es acción, no mera información.
  • Dado quien soy, esto no lo puedo aprender: Aquí el principal obstáculo son nuestras propias creencias limitantes. «Como yo no soy bueno con las matemáticas, no puedo cursar un master en administración». Y la falacia está en confundir «me cuesta, me resulta difícil» con la declaración de «no puedo». La primera abre la puerta a la posibilidad del aprendizaje mientras que la segunda la cierra definitivamente (ver artículo «Liberá tu potencial»).
  • No aceptar los errores: Allí lo que está en juego es nuestro amor propio (que como decía un amigo, es tan grande que cuando morimos «muere 15 minutos después que nosotros» porque se resiste a desaparecer). No debemos confundir «equivocarnos» con «fracasar», ya que el error esconde un capital de aprendizaje enorme. Permitirnos preguntarnos luego de la equivocación ¿qué es lo que haríamos diferente? nos estará abriendo nuevas posibilidades de una mayor eficacia y por lo tanto, el tan anhelado logro del objetivo.
  • No dar autoridad al otro para que me enseñe: Muchas veces nos encontramos cuestionando la idoneidad del otro para enseñarnos algo. Muy especialmente si ya hemos alcanzado altos niveles de responsabilidad o egresado de prestigiosas instituciones académicas. Nos olvidamos que toda experiencia es una oportunidad de aprendizaje. Y muy especialmente de aquellas que surjen de nuestras interrelaciones con los demás. Cada ser humano es un observador diferente de la realidad y siempre nos puede mostrar algo que nosotros no estamos contemplando.
  • Querer tenerlo todo claro todo el tiempo: Este obstáculo surge como consecuencia de la falsa ilusión de poder «controlar» las variables que nos acontecen cotidianamente como una forma de garantizar «nuestra tranquilidad y seguridad». Por otra parte, nadie nos mostró que la verdadera expansión del conocimiento proviene de poder diseñar preguntas poderosas. Aquellas que nos invitan a la reflexión y que no tienen en un primer momento una respuesta. Aprender a convivir con la incertidumbre nos conecta con nuestra humildad y la aceptación de que hay situaciones que van más allá de nuestra comprensión inmediata, y por lo tanto de nuestro control.
Estos son entonces sólo algunos de los desafíos que enfrentaremos y deberemos superar si realmente estamos comprometidos con nuestro aprendizaje. No será sencillo, porque en todo momento nos asaltarán nuestros temores e inseguridades, pero como dice el refrán: «Sólo quienes tienen el coraje de perder de vista la orilla, podrán descubrir nuevos mundos».
Y termino con un comercial. Tu crecimiento y desarrollo personal y empresarial será tu mejor carta de presentación, por eso te conviene asistir al SEMINARIO TURRI EMPRENDE

Los Enemigos del Aprendizaje 2

aprendizajeEl facilísmo de considerarse la victima y culpar a los factores “externos”, de las causas de los problemas que enfrentamos y no podemos resolver.

Dijimos ayer que hay algunas facetas en las que desarrollamos resistencia al aprendizaje y nos cuesta prestar suficiente atención a la idea de que el éxito pertenece a aquellos que saben como ampliar continuamente el aprendizaje.
El victimismo o victimización es la tendencia de una persona a considerarse víctima o a hacerse pasar por tal. Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena”. El victimista se disfraza por tanto de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás. El concepto víctima se refiere a una persona que recibe el ataque de una segunda persona lo cual le produce afectación en algún grado, derivado de maltrato físico, verbal o psicológico. Un caso extremo sería la pérdida de la libertad o la vida en manos de un segundo. En estos casos, se habla de “víctimas laterales” que vienen a ser los familiares o seres amados que sufren perdida o quebranto.
Ahora bien, el concepto de victimización se aleja bastante de esta definición, debido a que este muestra de un alto grado de exageración de la condición que una persona considera de sí misma. Es considerarse ante otros, víctima de situaciones que no necesariamente son reales. La victimización es una condición de salud mental, una muy baja autoestima, que hace a la persona verse como el centro de todos los ataques y agresiones que se dan en esa relación, sea familiar o bien de grupo. La victimización es una forma de llamar la atención pero de manera negativa. Generalmente, el victimista utiliza ese recurso como un medio de manipulación. En nuestras charlas de “Manejo de Emociones” a esto le llamamos manipulación emocional invisible. De ello hablaremos en un post aparte.
En la vida existen dos tipos de personas las víctimas y las triunfadoras. Las primeras son incapaces de asumir su responsabilidad por su condición o por los errores cometidos, siempre están culpando a los demás por sus desgracias o circunstancias. Culpan a sus padres por la educación y los traumas de la niñez, a sus amigos por sus vicios, a sus parejas por haberlos hecho desdichados en el amor, al presidente, al país ―y en ocasiones a Dios―, por su condición. En general este tipo de personas no tienen liderazgo sobre sus vidas, no pueden gerenciar ni siquiera sus propias vidas, por lo tanto, menos un negocio o una familia. Son rencorosas, incapaces de perdonar y siempre recuerdan las ofensas ya que de esa manera alimentan su posición de victima.
Estos nunca crecen porque no tienen disposición de aprender.
Los triunfadores por el contrario, pueden aceptar la responsabilidad por sus errores más allá de haberse visto afectados por otras personas, ellos sienten que son constructores de su propia vida. Saben que el secreto del éxito está en ellos mismos, no buscan excusas no dejan las soluciones para mañana y se centran en el logro de sus objetivos, son el comandante de su propia nave.
La Autocompasión.
Si bien el Diccionario de la Real Academia Española no cuenta con una definición del término autocompasión, podemos definirla como la compasión que se siente por uno mismo. El sentimiento de lástima hacia uno mismo puede alentarnos cuando ocurre de forma aislada, ya que crea una actitud de comprensión y amabilidad hacia nosotros mismos que puede confortar en determinadas ocasiones, todos podemos autocompadecernos en algún momento. Pero hay personas en que la autocompasión se convierte en una actitud habitual enfermiza y entonces es cuando resulta contraproducente.
Esta actitud genera efectos negativos.
1) Al autocompadecemos, nos estamos liberando de cualquier tipo de culpa, y al no hacernos responsables de lo que ocurre la situación se mantendrá igual en virtud de no esforzarnos para cambiar.
2) Al mismo tiempo al centrarnos en nosotros mismos nos estamos alejando de los demás.
3) Al tener una visión pesimista y conformista sobre las cosas, no contamos con iniciativa
4) Genera una resignación, lo que muchas veces se convierte en darse por vencido antes de tiempo.
5) Este tipo de personas tienden a huir de los problemas en lugar de enfrentarse a ellos, lo que hace que los problemas persistan e incluso se agraven con el tiempo.
6) En síntesis, la gente que se victimiza o se autocompadece constantemente tiende a amarrarse al pasado, a ver solamente las cosas malas que le han ocurrido y a preguntarse por qué le ha tenido que pasar esto a él o por qué no actuó de otra forma.
Por el contrario las personas que no tienen esta actitud se enfocan en el futuro e intentan mejorar su situación, aprendiendo un nuevo idioma, aprendiendo una nueva profesión o capacitándose para optimizar tanto su persona como sus servicios o productos.
La autocompasión procede de un sentimiento de indefensión y bloqueo ante situaciones establecidas. En realidad lo que pretenden al autocompadecerse es reclamar la comprensión y el apoyo de otras, esto ocurre especialmente con los individuos muy dependientes de los demás, en general con una muy baja autoestima, celos, envidia etc. De cualquier manera, se puede trabajar para dejar ese papel de víctimas y aspirar a encarar la vida desde un punto de vista más positivo. Todo depende de que la persona esté dispuesta a abandonar este papel de víctima que ha elegido y que le puede estar proporcionando un beneficio secundario.
En este tipo de casos, un proceso de mentoría le ayudará a conocerse, formarse y reiventarse.

Los Enemigos del Aprendizaje 1

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Hay algunas facetas en las que desarrollamos resistencia al aprendizaje y nos cuesta prestar suficiente atención a la idea de que “el éxito pertenece a aquellos que saben como ampliar continuamente el aprendizaje”.
En mis conferencias, llamamos a estas resistencias “Enemigos del Aprendizaje” y me gustaría compartir con ustedes algunas de las más frecuentes, con el objetivo que se “encuentren en ellas” y busquen la manera de convertirlas en una oportunidad de aprendizaje para sus vidas. Todos tendemos en alguna medida a resistirnos al cambio, y el aprendizaje es un cambio. Lo más curioso que he encontrado es que con sus labios muchos dicen querer aprender, pero sus acciones demuestran todo lo contrario.
Pregúntese usted mismo, ¿cuanto ha aprendido o estudiado en este año que casi termina? O más bien ¿pude haber aprendido más, que me lo impidió? Vamos a ir estudiando una a una, estas resistencias más frecuentes. Lo haremos en varias notas que iré publicando ordenadamente.
1. INCAPACIDAD O MIEDO A DECIR «No sé».
Nos cuesta reconocer que hay cosas que no sabemos creyendo que deberíamos saber. El miedo a no saber nos hace ignorantes y la ignorancia produce temor. Es como un círculo vicioso.
El temor a la ignorancia
La mayoría de las personas temen sentirse ignorantes, especialmente frente a los demás, pero también consigo mismos. Si en un momento dado se equivocan o actúan torpemente, suelen criticarse, se castigan con pensamientos como «que tonto soy», «eres un torpe»…, y sufren la ira asociada a estos pensamientos. Este tipo de autocrítica también obstaculiza el aprendizaje, no ayuda a entender. El temor a sentirse torpe le apartará de situaciones en las que podría disfrutar aprendiendo. Incluso en muchas ocasiones, le puede imposibilitar para entender cosas que son imprescindibles para resolver sus problemas.
Veamos un par de ejemplos:
Estaba dictando una conferencia. Acababa el turno de preguntas y era hora de terminar. Entonces les dije a los asistentes:
―“Resumiendo. Para solucionar los conflictos, es fundamental estar abierto a entender, y para ello uno de los principales obstáculos es el miedo a sentirse torpes, por ejemplo cuando no se pregunta por temor a hacer el ridículo, a ser considerado ignorantes. Es muy importante resolver ese temor, pues la mente tiene que partir de ese estado de no saber para entender cosas nuevas.
―Bien, lo dejamos aquí y nos vemos el próximo martes.
Los asistentes se pusieron de pie mientras recogían y charlaban entre ellos. Con las despedidas y el ruido de sillas aún de fondo, uno de los alumnos se acercó hasta nuestra mesa.
―”Me gustaría hacerles una pregunta”. Me dijo uno de ellos.
―Adelante. Le respondí.
―”En mi caso yo no creo tener miedo a no saber o a que me vean ignorante, soy profesor en un colegio, me muevo en los ámbitos del conocimiento. Aún así, ¿cómo puede uno descubrir si tiene ese problema?”
―En su caso, ¿por qué no hizo esta pregunta en el turno de preguntas?
―Pues… [se puso colorado]…, él mismo se dio cuenta de la respuesta.
―Entendido, muchas gracias.
Otra de las asistentes al curso nos abordó en la escalera.
― Hubiera querido intervenir para preguntar, pero es que me da terror. No me salen las palabras. Tengo miedo escénico. ¿Pero por qué razón me pasa esto?
― No se conforme con la etiqueta de «miedo escénico», le dije. Saber el nombre del problema no lo resuelve. Ese temor, como hemos explicado, es el efecto de otros, como el miedo a parecer torpe, al ridículo, a la crítica y al menosprecio. Ahonde en esos temores.
No saber algo no es ser despreciable
Es muy gratificante para una persona poder mostrar con sencillez que no sabe algo. Para poder actuar de este modo, hay que resolver el temor a que otras personas reaccionen negativamente ante esa muestra honesta de ignorancia. Puede ocurrir que otros traten de ridiculizar o sentirse superiores al que muestra que no sabe. En ese caso hay que ser consciente de que el problema es del otro, del que ridiculiza, y enfrentar la emoción que nos produce su actitud, para no caer en el mismo error que esa persona.
Para resolver el temor a que nos menosprecien por equivocarnos, también es necesario dejar uno mismo de juzgar o ridiculizar a los demás cuando se equivocan o no saben algo. Estar al acecho de los posibles errores de los demás, es otro síntoma del temor a no saber, a sentirse torpe frente a los demás. Una mente censuradora nos aparta de los demás y cronifica el problema. Por el contrario, cuanto menos juzgue a los demás ― incluido mentalmente―, menor será el temor a ser juzgado.
¿Es realmente tan importante que alguien pronuncie mal una palabra, se tropiece o confunda a un escritor con un cantante, como para recriminarle o reírse de él? Son ejemplos simples, pero valdría lo mismo para cualquier error. ¿No es más importante tratarnos bien, y si hay que hacer ver un error, hacerlo con afecto? Desde el punto de vista psicológico, el ser humano no está terminado, está en evolución, por lo tanto, está aprendiendo.
Reconocer que uno no sabe algo produce un estado de apertura mental, genera la curiosidad necesaria para aprender. Por supuesto, esto no implica dejar de ver la realidad, al contrario, una mente sin temor es más capaz de percibir mejor la realidad tal cual es, podrá identificar lo que está mal y actuar con firmeza si es necesario para darle solución. Con firmeza pero sin odio, con inteligencia. Resolver el temor a no saber, al menosprecio, le tornará más inteligente, amable y comprensivo, con usted mismo y con los demás.
Cómo vencer el miedo
Todos conocemos la historia de Batman, el héroe ficticio que defiende la justicia y vive con integridad. ¿Cuál es la razón por la que se convirtió en Batman? Quería enfrentar su miedo a los murciélagos convirtiendo su intenso miedo en una fuente de una increíble fuerza.
Incluso las personas más valientes tienen miedos que superar. ¿Tienes miedo a algo tangible, como las arañas o las alturas? Tal vez tienes miedo al fracaso, al cambio o a otra cosa que sea más difícil de determinar -acaso miedo a decir “no sé”. Independientemente de lo que te dé miedo, aprende a reconocerlo, enfrentarlo y apoderarte de ello de forma que nada pueda refrenarte en la vida.

…“desaprender” y volver a aprender.

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“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”  Albin Toffler. 

Comúnmente tenemos la idea que podemos hacer las cosas siempre de la misma manera y que no existen otras formas de hacer lo mismo. La verdad es que, si exploramos las posibilidades, existen muchas otras convenciones e instrumentos para re–crear o transformar la forma como elaboramos las cosas. Este es el caso del proceso enseñanza – aprendizaje.

Estamos aprendiendo toda nuestra vida, desde que nacemos, aunque no nos demos cuenta; aprendemos de nuestros padres, de nuestra familia, de nuestros amigos, y por supuesto en el colegio; es algo que no podemos evitar. Gracias al aprendizaje adquirimos nuevas habilidades y conocimientos que nos permiten desenvolvernos en nuestro ambiente personal y profesional.

Hay muchas cosas que hacemos por inercia, porque las aprendimos así y porque ni siquiera nos hemos planteado que se puedan hacer de otra forma. Por eso es tan necesario aprender a ‘desaprender’ todo aquello que nos limita y nos impide mejorar y avanzar.

Aprender a desaprender es dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Es decir, encontrar o descubrir que sí existen otros caminos que permiten llegar al mismo lugar, dejando las limitaciones que comúnmente tenemos, por otras que no hemos experimentado.

Si no somos capaces de “desaprender” lo aprendido y volver a aprender cosas nuevas, no seremos capaces de desarrollar las nuevas competencias y habilidades que se requieren para los nuevos modelos de desarrollo. Desaprender no es un simple borrado en nuestra cabeza. Es dejar atrás una manera de comportarnos que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida. Nos cuesta mucho aprender cosas nuevas porque primero tenemos que desaprender lo que hace tiempo nos dijeron que era la única manera de hacer bien algo.

Las nuevas organizaciones buscan empleados que sean capaces de adaptarse, de desaprender y de volver a aprender y desarrollar nuevas competencias y habilidades. Hablamos en una entrada anterior en este blog de los Knowmad, los trabajadores del futuro que se caracterizarán por ser los trabajadores del conocimiento.

La labor del trabajador del conocimiento en el nuevo entorno laboral es saber qué información necesita y saber cómo aplicarla. Son por lo tanto trabajadores que viven de su conocimiento y que están constantemente aprendiendo y “desaprendiendo”.

Seguramente son muchas más, pero quiero destacar hoy estas cinco ventajas de “desaprender”.

5 ventajas de “desaprender” y volver a aprender

  1. “Desaprender” es plantearse de forma crítica lo que hemos aprendido. No quiere decir renunciar a los conocimientos útiles que hayamos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida, sino que se refiere a la necesidad de aplicar el razonamiento lógico a nuestros conocimientos, y a la habilidad de recordar y aplicar aquellos que sigan siendo adecuados a los nuevos tiempos y olvidar y renovar aquellos que se hayan quedado obsoletos.
  2. Lo aprendido sin aplicación de la crítica nos limita en nuestras posibilidades de futuro; tanto en las personales como en las profesionales. La gestión de un departamento de Recursos Humanos del siglo XXI no tiene nada que ver con la gestión de ese mismo departamento a principios del siglo XX. La innovación en la gestión de personas implica conocer los nuevos modelos de gestión de talento, gestión del conocimiento, medidas de conciliación familiar o aplicación de horarios más flexibles y productivos; nada de esto sería posible, si no tuviéramos la capacidad de aplicar el sentido crítico a lo aprendido hasta ahora, rechazando lo que ya no es aplicable y aprendiendo las nuevas formas y modelos de gestión.
  3. Si no somos capaces de “reaprender” y adaptarnos a los nuevos tiempos estamos perdiendo oportunidades de encontrar empleo. Temas ya tratado en este blog como las nuevas herramientas 2.0 para crear nuestros currículums o la utilización de las redes sociales de forma profesional para crear nuestra marca personal, son competencias y habilidades requeridas en las nuevas organizaciones. Negar esta evidencia es negarnos posibilidades de futuro.
  4. Desaprender y volver a aprender es cultivar la cultura del esfuerzo, es asumir que somos seres con capacidad para replantearnos lo que nos enseñan y para aplicar la innovación en nuestra formación y en nuestro trabajo. Aquellos que no dejan nunca de aprender, aquellos que tienen inquietudes durante toda su vida y no se acomodan, son los valientes, los que abandonan la zona de confort para arriesgarse a nuevas aventuras y nuevos retos profesionales.
  5. Nada es para siempre, ni las formas de buscar empleo, ni los métodos de selección de personal, ni las relaciones entre jefes y empleados, ni los modelos de trabajo. Desde esta premisa necesaria de que nada es para siempre, no podemos ser inmovilistas en nuestra formación ni en nuestro conocimiento.

La formación del siglo XXI exige enseñar a “desaprender”, a mirar con pensamiento crítico lo que nos enseñan, a exigir la individual racionalización de los contenidos; solo de esta forma conseguiremos adaptarnos a los nuevos tiempos, solo de esta forma conseguiremos que los conocimientos se conviertan en una ventaja competitiva para buscar empleo, para conseguirlo y para desarrollar una carrera profesional según los nuevos modelos de trabajo.

JUSTIFICANDO LA MEDIOCRIDAD

descarga-2Justo hace una semana y, como muchos se enteraron, el deportista  Gabriel Badilla ex mundialista y ex jugador del Deportivo Saprissa, falleció producto de un paro cardíaco durante la Maratón de Lindora en Costa Rica.

Destacado futbolista cuya carrera cubrió un poco más de 15 años.  Nacido en la que también es mi ciudad de procedencia. Yo no lo conocía personalmente pero esto no me impide hacerme una idea del hombre tan excepcional que fue.

Gabriel Badilla era alguien muy conocido en los medios de comunicación por lo que su muerte ha hecho arder los canales masivos de televisión e internet, dando pie a que cualquier persona se asigne el derecho de injerencia sobre una vida ajena y exponga su punto de vista sobre lo ocurrido…también considerado como deporte popular.  Y es que es muy típico de nosotros los ticos el opinar de cuanta cosa no sabemos y juzgar motivos, personas e instituciones.

Y, leyendo algunos de los cientos de mensajes que se han vertido en los medios y redes sobre este accidente, me ha sorprendido ver muchísimos comentarios tipo:

– Para qué se meten en camisa de 11 varas… ? ?

– Vivir al filo de la navaja tiene esas cosas. La vida es demasiado corta para jugártela una y otra vez.

– Al menos  pudo elegir como vivir y morir, la mayoría no tenemos esa posibilidad.

– Los que viven echándole un pulso constante a la vida, suelen perder. 

– …..(y un quinto que no reproduzco por respeto a los familiares).

Estupefacto, he ido saltando de un comentario a otro y,  de repente, he descubierto un patrón…un patrón específico y propio de las almas anodinas; un patrón enquistado en esta sociedad que favorece que la mediocridad campe a sus anchas.

Leyendo estos comentarios me he dado cuenta de que muchas personas necesitan que un grande como Gabriel sufra una desgracia para justificar su vida de mediocres.

¿Es duro lo que dije? SI.  ¿Es verdad? Una verdad tan grande como nuestro cerro Chirripó.

Si. Algunos  necesitan apalancarse en sucesos trágicos como éste para sentirse bien consigo mismos porque no son capaces de arriesgar nada en su vida; porque no se atreven a cambiar lo que no les gusta; porque no hacen nada que verdaderamente les llene; porque saben que están tirando sus días a la basura.

Si. Otros  se sienten bien ante una fatalidad así  porque les permite  darse una palmada autocomplaciente en la espalda y “confirmar” que lo mejor es quedarse en casa viendo la tele, en la seguridad y comodidad de lo conocido, porque “a ver si te vas a morir”; que lo mejor  es acoplarse a todas las convenciones sociales  y seguir la senda que sigue todo el mundo, trillada ad nauseam; que lo mejor es  aceptar todo lo que nos viene sin cuestionar nada porque “solo las personas con mucho dinero pueden conseguir la vida que quieren”.

Hace falta que alguien extraordinario fallezca haciendo algo que le apasionaba para que el ejército gris de los mezquinos salga en masa  a justificar su propia mediocridad.

Así que, si te sientes BIEN cuando algo MALO  le pasa a alguien, por favor, párate a reflexionar sobre ello porque quizá algo vaya realmente mal en tu vida…revisa honestamente tu nivel de satisfacción con la vida que llevas y si no te gusta, responsabilízate  y…

¡HAZ ALGO! ¡YA!

No utilices la felicidad y desgracia ajenas como baremo de las tuyas.

Yo solo tengo  palabras de admiración y respeto hacia una persona que VIVIÓ SU VIDA EN PLENITUD Y TUVO EXITO.

Porque dicen que…

Lo que cuenta no son los años en tu vida sino la VIDA en tus años.

Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. Descansa en Paz Gabriel.

 

Casta de campeones

campeonEstuve pensando la última semana, en lo importante que es construir una propuesta de valor personal que sea visible y mensurable.  Andaba en ello, cuando encontré la respuesta:

«En vez de tratar de ser una persona exitosa, trata de ser una persona de valor». – Albert Einstein. 

Se le llama «casta o pedigree» al conjunto de rasgos o características propias de un raza, que le diferencian del resto.  En el campo del desarrollo humano, hay un rasgo que distingue por encima de los demás a los auténticos ganadores: se mantienen ecuánimes en los momentos más desafiantes. En las circunstancias más complicadas, saben resolver la adversidad con una serenidad y naturalidad envidiables fuera de lo común.

La leyenda del tenis Björn Borg era famoso por tener hielo en las venas, de hecho su apodo era ‘el hombre de hielo’. Cuanto mayor era la presión, mejor jugaba. En una ocasión, Donald Dell, representante de deportistas, le preguntó cómo era capaz de mantener aquella frialdad bajo tanta presión. La repuesta del tenista sueco fue contundente:

— Preparación y práctica, práctica y práctica… hasta que la memoria muscular funcione sola.

Quédate con esto último en mente: …hasta que la memoria muscular funcione sola. Si tienes que pensar, malo. No hay tiempo para pensar, sólo para actuar. El éxito en una negociación, en un debate, en un juego o en un partido, están asociados a la agilidad y la fluidez, y precisamente la agilidad y la fluidez sólo la dan la preparación y la práctica. Cuando eres muy bueno en algo, tus movimientos están automatizados y te permiten actuar de manera rápida e inconsciente, y eso siempre supone una ventaja sobre la parte contraria.

Un comportamiento sólo se consolida e interioriza fruto de la repetición, fruto de la experiencia. Las acciones puntuales e irregulares no generan consistencia. Un comportamiento está interiorizado cuando eres capaz de actuar sin pensar. Forma parte de ti, es tuyo, te identifica… y para ello hay que haber pegado muchos tiros.

Se juega como se entrena, se ha dicho en más de una ocasión. Los ganadores ganan por anticipado, antes de saltar a la cancha. Han hecho los deberes cuando había que hacerlos, y ahora sólo queda ejecutar y rematar la faena.

Lo fácil es dejarse llevar por la pereza, la improvisación y el a ver qué pasa. Sin embargo, la mentalización y la preparación son factores claves que definen el éxito de los ganadores. El éxito ama la preparación.

Hace poco leía en un periódico la historia del español Adrián Mateos, que con poco más de 20 años es considerado ‘el niño prodigio del póker’. En la entrevista decía:

— Dedico un aproximado de 10 horas al día, entre estudio y trabajo. La parte de estudiar en póker es muy importante. Juega muchísima gente y sólo la élite gana dinero. Ese pequeño porcentaje de gente que gana tiene que trabajar y prepararse más que el resto. No hay otro secreto.

Ese pequeño porcentaje –que son los ganadores, los que aportan pluses–, es el 5% en todo en esta vida: autores de bestsellers, futbolistas de primera división, inversores de éxito, vendedores de primera o lo que sea.

Lo mejor de todo es el comentario que hacía Adrián Mateos:

— No hay otro secreto; trabajar y prepararse más que el resto.

La gente no consigue lo que quiere, porque prefiere hacer lo cómodo a lo necesario. Los ganadores hacen lo que debe hacerse; el resto, lo que les apetece en cada momento. Y algo que es importante no olvidar: a ‘ganar’ se aprende jugando, y sobre todo, perdiendo. Los ganadores antes de ser ganadores han perdido muchas veces.

Entrenar, practicar, perder, insistir y nunca desistir. Los logros espectaculares siempre van precedidos de una preparación espectacular, y los pasos del éxito son siempre los mismos:

1. Decide en qué quieres ser un referente. No se puede ganar un juego que no se ha definido. Como señala Anthony Robbins: «La falta de claridad más que cualquier otra cosa es la principal causa de fracaso de la gente». Quien no sabe lo que quiere suele acabar donde no quiere estar.

2. Estudia todo lo que puedas sobre lo tuyo. Tienes que saberlo todo acerca de tu actividad y estar actualizado. El éxito es conocimiento en acción. Jim Rohn apuntaba: «Atrapa los tesoros del conocimiento. El aprendizaje es el comienzo de la riqueza. Buscar y aprender es donde los milagros tienen sus comienzos. Si deseas triunfar, estudia el triunfo; si deseas ser más feliz, estudia la felicidad; si quieres hacer dinero, estudia la riqueza».

3. Practica siempre que puedas. A torear se aprende en el ruedo, no desde la barrera. Tienes que estar dentro del juego. Lo decía Aristóteles: «Lo que tenemos que aprender tenemos que aprender haciéndolo». A liderar se aprende liderando, a conducir se aprende conduciendo y a negociar se aprende negociando: exponiéndose a la realidad, viviéndola y sufriéndola.

4. Recibe feedback continuo. Deja el orgullo en casa y busca un coach crítico y exigente que te saque los colores. Un buen coach siempre exige de ti más de lo que tú te exigirías de ti mismo. «El feedback es el desayuno de los campeones», nos recordaba Kenneth Blanchard. No hay nada peor para nuestro crecimiento personal que tenerle miedo a la verdad. No hay nada más sano, por el contrario, que tener alguien de confianza que nos diga las cosas, con tacto, pero sin tapujos y con claridad.

5. Nunca pierdas el foco. Si te dispersas, sólo serás uno más. Quien mucho abarca, poco aprieta. La gente de éxito tiene un rasgo común: es experta en algo, y para ser experto hay que enfocarse. La excelencia exige foco. La dispersión siempre es aliada de la mediocridad.

6. Sé flexible por el camino. El trayecto nunca es una línea recta, habrá obstáculos de todo tipo –fracasos, errores, dudas, deslealtades…– que ni siquiera esperabas. Mantente firme en tus objetivos pero flexible en tus estrategias. Muchas veces no se trata de eliminar obstáculos sino de bordear obstáculos.

7. Comprométete con tus metas. Y el compromiso se tiene o no se tiene. No existe el compromiso a medias. El compromiso exige incondicionalidad. La palabra compromiso significa dos cosas: hacer lo que haga falta el tiempo que haga falta. Ganar o morir. El compromiso no admite excusas, sólo resultados. En esta vida nadie fracasa, sólo hay gente que abandona a mitad de camino.

Tu capacidad de aprender es tu activo más valioso, y la mejor forma de aprender es ‘aprendiendo de los mejores’, de aquellos que ya han llegado donde tú también quieres llegar. En esto la sabiduría divina y la sabiduría popular, están llenas que consejos que conocemos, pero no hemos interiorizado.

Júntate con sabios y obtendrás sabiduría; júntate con necios y te echarás a perder. Pv. 13:20

El que anda con la miel, algo se le pega.

El que anda con lobos, a aullar aprende.

El que anda con cojos, al año cojea.

En una sociedad que cada día considera más los valores que el talento, ¿cuál es el valor que te distingue?  ¿cuál es ese plus que puedes ofreces? ¿donde está tu casta de campeón?

 

Rodolfo Campos │ Consultor de Desarrollo Personal y Empresarial.

 

 

CÓMO SER UN PROFESIONAL DE ÉXITO.

¿SABES QUÉ ES “LO TUYO” PERO TE DA MIEDO DAR EL SALTO PORQUE NO SABES SI VAS A PODER VIVIR DE ELLO?
¿TE SIENTES AGOBIADO PORQUE NO TE PUEDES PERMITIR EL LUJO DE ESPERAR DEMASIADO TIEMPO PARA ALCANZAR EL ÉXITO?

En mi caso también pasé por esas dudas cuando inicié mi segundo negocio, porque a pesar de tener claridad en lo que quería, mi negocio no funcionaba.

Después de varios meses en marcha mis resultados se resumían en una única cifra: cero.

Bueno, siendo exactos el balance era negativo, porque obviamente, aunque pocos, tenía que hacer frente a algunos gastos.

Si bien sentía de forma inequívoca a qué quería dedicarme en cuerpo y alma, no tenía ni idea de cómo ser un profesional de éxito y empezar a rentabilizar mi negocio.

Iba gastando mis ahorros, pero no podía permitirme no obtener resultados durante mucho tiempo más. Así que decidí poner cartas en el asunto.

Y las acciones que llevé a cabo terminaron funcionando.

Toma una taza de café y te lo cuento ¡vamos a ello!

¿QUÉ ES EL ÉXITO PROFESIONAL?

Si has sentido cierta curiosidad, te diré que antes de dedicarme a ayudar a personas a reinventarse profesionalmente, ganaba más dinero como gerente de una empresa. Y sin embargo no me sentía una persona con éxito.

Por eso antes de preguntarte cómo lograrlo deberías cuestionarte qué es el éxito profesional para ti.

Éxito personal y profesional van de la mano y tratar de alcanzar el segundo prescindiendo del primero suele acabar en fracaso total.

Por tanto, si no lo has hecho aún deberías pararte a reflexionar sobre qué significa tener éxito. No sólo en el ámbito profesional sino en tu vida en general.

MI DEFINICIÓN DE ÉXITO PROFESIONAL

En mi caso, tras un importante trabajo de introspección personal tenía muy claro qué quería conseguir a través de esa nueva profesión que estaba construyendo.

Mi éxito personal significaba estar alineado con mi valor principal: la libertad.

Así pues, sabía que conseguiría el éxito si lograba lo que para mí significaba ser libre:

  • La posibilidad de trabajar a mi ritmo, sin jefe, desde donde quiero y únicamente con personas que no me roban energía.
  • Poder ayudar a muchas personas haciendo algo en lo que creo y que verdaderamente me realiza.
  • La posibilidad de ayudar a mis hijos a alcanzar el éxito y ayudar a mi madre hora que va siendo mayor.
  • Y también contar con la oportunidad de viajar cuándo y dónde se me antoje.

En resumen, vivir el estilo de vida que deseo, ni más ni menos.

Tener esta claridad es importante, porque es el motor que me ha ayudado a seguir adelante en los momentos de mayor incertidumbre.

REFLEXIONA CÓMO VAS A ALCANZAR TU ÉXITO

Como hemos visto, para poder alcanzar el éxito profesional deberías reflexionar sobre cuál quieres que sea tu estilo de vida.

Por eso, antes de obsesionarte en lograr resultados concretos plantéate qué vas a tener que hacer para conseguirlos.

Porque si te dejas seducir por el “éxito profesional” que manifiestan las cifras económicas puedes acabar atrapado en un trabajo muy lucrativo que te robe toda tu energía y que no te permita disfrutar de lo verdaderamente importante en tu vida.

Sólo podrás celebrar tu victoria profesional si descubres primero cómo lograr el éxito personal.                                                                                                 

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Reflexiona sobre la definición de éxito personal antes de pasar al ámbito profesional.

  • ¿Cuál es el estilo de vida que deseas?
  • ¿A qué quieres que contribuya tu trabajo con respecto a tu vida?

Definir tu profesión en el contexto de tu vida te ayudará a no rebasar límites que te lleven a un indeseado naufragio personal.

CÓMO TENER ÉXITO PROFESIONAL

Como te acabo de explicar tu éxito profesional estará condicionado por la capacidad que tengas de conseguir que tu trabajo encaje en el estilo de vida que deseas.

Sin embargo, la consecución de resultados es parte de lo que implica “ser profesional” por definición.

Si no ganas dinero a través de tu actividad profesional difícilmente podrás considerarte un trabajador exitoso.

Por eso la clave del éxito profesional pasa por conseguir:

  1. Ser un buen profesional
  2. Que los demás te valoren como tal y quieran trabajar contigo.

Sin duda esto es de cajón, pero no siempre se reflexiona sobre ello.

Muchas personas se centran en hacer de ellas mismas excelentes profesionales y simplemente esperan que ocurra por arte de magia lo segundo.

Una cosa es que no tengas posibilidad de controlar la percepción que de ti tienen los demás, y otra muy distinta que no puedas hacer absolutamente nada al respecto.

Pero avancemos en orden…

LO QUE SIGNIFICA SER UN BUEN PROFESIONAL

Podríamos darle muchas vueltas y filosofar al respecto, pero en mi opinión la definición de lo que es un buen profesional es bastante simple.

Un buen profesional es aquel que resuelve de forma satisfactoria las necesidades y/o deseos de sus clientes.

Para que no quede la menor duda voy a señalar las palabras clave de esta frase:

Resolver de forma satisfactoria un deseo o necesidad.

Hago especial hincapié en esto porque muchos asocian la profesionalidad con la consecución de títulos.

Y no es necesario acumular certificaciones, ni saber más que nadie.

Ni siquiera es necesario contar con muchos años de experiencia.

Este tipo de cualidades obviamente ayudan, porque bien utilizadas confieren reputación, pero no es algo imprescindible.

Hoy en día existen miles de personas autodidactas que se han convertido en poco tiempo en profesionales de éxito a base de dedicación y compromiso con lo que hacen.

 

EVITANDO COMPARACIONES ODIOSAS

Tan pronto tengas capacidad de satisfacer las necesidades y deseos de otras personas a través de tus servicios puedes considerarte preparado para ejercer tu profesión.

Lee bien esto que escribo a continuación:

Quien decide si eres buen o mal profesional no eres tú, ni los que te critican; es tu cliente a través de la apreciación del beneficio que obtiene trabajando contigo.

Punto.

Además, si dispones de algo que ofrecer a los demás con lo que puedes ayudarles, es una irresponsabilidad por tu parte no hacerlo, ¿no te parece?

Si has de compararte hazlo con aquellas personas a las que puedes ayudar y no tienen competencia suficiente en aquello en lo que tú eres un experto.

No te compares con aquellos que saben más que tú. Si lo haces nunca te sentirás suficiente.  Evita tratar de compensar tu falta de seguridad con miles de cursos bajo la creencia de que de ese modo vas a tener más oportunidades.No tiene por qué, y es un error caer en ello.

Hasta que no saltes al ruedo va a ser difícil saber lo que piensan sobre tu trabajo.

EL EQUILIBRIO IDEAL ENTRE LA FORMACIÓN Y LA EXPERIENCIA

Obviamente si tu profesión está regulada, necesitas una acreditación que certifique legalmente que puedes ejercer.

No seré yo quien te anime a practicar la medicina sin titulación.

Incluso si la actividad no está regulada en mi opinión es recomendable formarse con algún “maestro” que transfiera su conocimiento en la materia y te ayude a dar los primeros pasos.

Sobre todo, porque aunque hayas leído muchos libros la experiencia no es posible “palparla” a través del papel.

Para mí un mentor es el acompañante perfecto en esa fase en la que quieres avanzar pero te sientes inseguro para pasar a la acción.

Avanzar de la mano de alguien que tiene experiencia en aquello que tú quieres lograr sin duda te aporta muchísima seguridad.

RECOMENDACIONES PARA EMPEZAR A SER UN PROFESIONAL DE ÉXITO

  • Si llevas demasiado tiempo pensando en dar el salto, aniquila al crítico que tienes dentro que te dice que aún no estás preparado; la única realidad es que no quiere salir de su zona de confort.
  • Deja de preocuparte por los juicios que puedan hacer los demás. El único criterio que verdaderamente te importa es el de tus potenciales clientes.
  • Exponte cuanto antes, porque es la única manera de validar tus servicios. Empieza poco a poco construyendo tu confianza a través de la experiencia.
  • Contrata un mentor que te ayude a pasar a la acción y monitorice contigo tus primeros avances.

Hay muchas personas ahí fuera que se sienten bloqueadas porque no saben cómo ser un profesional de éxito. Por eso si este contenido te ha parecido útil te agradecería que compartieras. Así conseguiremos tener cada vez mejores profesionales. ¡Gracias!